6 noviembre, 2020
La planta ornamental y la flor cortada ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis sanitaria provocada por el COVID-19. El confinamiento sorprendió a los productores en plena campaña de primavera, en la que se concentra el 70% de las ventas, y las restricciones de comercialización les obligaron a destruir buena parte de la producción. Un momento crítico que están superando poco a poco gracias a improvisar y aplicar nuevos modelos de actuación, a usar el ingenio y al trabajo duro.
La situación sigue siendo dramática, porque aunque el momento más duro del confinamiento es historia la nueva realidad deja menos bodas, menos comuniones, menos actos, menos congresos. “En Coplant conseguimos paliar el drama que se está viviendo apostando por la gente y apostando por el viverismo de la zona, a base de confianza y actividad continua”, explica nuestro director gerente, Emilio Estévez.
Se empieza a vislumbrar la luz, pero remontar será difícil. Por ese motivo, desde Coplant pedimos a las administraciones que no se olviden de un sector con mucha presencia y mucho peso en la economía del Baixo Miño, “un sector que corre el riesgo de morir, lo que conllevaría catastróficas consecuencias para la comarca, ya que es el principal empleador de la comarca”.
Unas reivindicaciones que respaldan desde la Asociación de Cultivos do Baixo Miño, acuBam, para quien es imprescindible tomar medidas que eviten pasar otra vez por la misma situación. “Hacemos un llamamiento a las administraciones para que sea sensible con un sector que genera tantos puestos de trabajo y en el que las mujeres tienen un protagonismo importante. Estamos recibiendo ayudas, pero para muchas empresas no son suficientes para hacer frente a todas las pérdidas que han tenido”, asegura su presidenta, Mariví Álvarez. Y es que, a pesar de no poder vender y no generar ingresos, las empresas del sector tuvieron que seguir con su trabajo diario, ya que se trata de productos vivos que debían seguir cuidando para poder estar a pleno rendimiento en esta época del año.
Sigue encima de la mesa también la demanda de más campañas de promoción y que se considere un producto de primera necesidad para que, en caso de confinamiento, puedan seguir llegando flores y plantas a los hogares. El apoyo de los consumidores ya lo tienen: su respuesta al retomar la actividad ha sido sorprendente, dando prioridad a los productos de proximidad en sus compras.